Imagina vivir en una trampa. Dentro de un cubículo minúsculo, insultantemente pequeño que, sin embargo, es un lujo.
Eso es Cubitat: una vivienda de tres metros cuadrados con televisión plana, acabados en piel y maderas nobles. Una caja que no puedes pagar.
La idea es de David Wex y Mark Reeve, los desarrolladores de Urban Capital que crearon los apartamentos inteligentes micro-condo, que algunos medios, como Canadian Business calificaron de “Una caja de zapatos mejor”.
Para usar Cubitat tan solo es necesario conectarla al gas y a una toma de corriente. La idea es que este prototipo se convierta en una casa “plug and play” transportable.
Tras su presentación en una feria de diseño de Toronto, son muchas las preguntas que Cubitat ha suscitado en la prensa. Por ejemplo, ¿cómo hacer pasar ese cubo por la puerta?
Sin embargo, nadie parece reparar en la trampa, o en la cruel adivinanza que hay detrás del proyecto. No se pone en duda que todos deberemos reducir nuestro espacio vital hasta extremos, hasta hace poco, impensables. Directamente hemos pasado a diseñar el confort en un ataúd.
El reto que plantea la casa-cubo es el siguiente: imagina que vives rodeado de lujo, pero en 10 metros cuadrados. ¿Eres idiota o muy inteligente?
Si bien es cierto que las previsiones apuntan a una saturación total del las grandes ciudades en el futuro, nos atrevemos a decir que la reducción del espacio vital también es un signo de la progresiva precarización de la vida. Vaya, que ir pensando en búnqueres para vivir no parece demasiado esperanzador.
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